Con amor y desempeño
Suavecito para abajo es el nuevo hitazo de Cumbi Bustinza y Facundo Salas. Una vez más logran una obra que confirma que la cumbia no es solo para bailar, también puede ser un vehículo súper poderoso para contar lo más crudo y doloroso de la vida cotidiana.
El
espectáculo se divide en tres historias atravesadas por la pobreza, la
violencia, la injusticia y esa soledad que aparece hasta en los vínculos más
cercanos, hasta en lugares repletos de gente.
En la
primera, una madre muy jovencita que vive sola con su bebé recibe a su tío para
cenar. Lo que parecía una visita un poco extraña se transforma en una amenaza: la
propia familia pasa a ser el enemigo y la pone a prueba a la hora de defender
su futuro y el de su bebé.
La segunda muestra
a una pareja que empieza con pasión desbordante y termina en una escalada de agresiones.
Al principio vemos a dos chicos completamente enamorados, incapaces de
separarse. Pero el vínculo empieza a volverse cada vez más retorcido hasta
convertirse en algo enfermizo e insostenible, y ella se ve obligada a elegir
entre seguir atrapada en esa relación que le consume su libertad y su paz o
abandonarlo y seguir sola.
La tercera
es la historia de La mamá del diablo,
una madre trabajadora con un hijo adicto que sale a robar y cada vez que vuelve
a su casa depende de ella para evitar que lo maten o lo metan preso. Si bien
todas las historias tienen la profundidad que requiere cada tema, esta última
particularmente es bien compleja. Hay una lucha de poder entre madre e hijo, él
intenta imponerse a los gritos, maltratándola y dejándole claro con sus
acciones que no hay nada que ella pueda hacer para evitar que él se salga con la suya. Pero ella también
tiene armas para mantenerlo a salvo y obligarlo a alejarse de sus adicciones,
aunque las medidas que tome la hagan sufrir más que a él.
En todas
vemos mujeres en situaciones de vulnerabilidad teniendo que tomar decisiones
drásticas, sin que nadie les dé un respiro ni tiempo para analizar las
consecuencias. Situaciones que parecen cotidianas de un momento para el otro
tienen un quiebre que las pone contra la espada y la pared, obligándolas a
reaccionar a tiempo y ser sus propias heroínas o dudar y volverse mártires de
sus verdugos.
Como siempre
también, la música original de Facundo Salas no tiene nada que envidiarle a los
mejores temas de las mejores bandas. Tiene ese estilo muy propio que parece que
fueran temas que ya bailaste mil veces y las letras tienen su impronta de decir
las cosas sin hacerlo para nada rebuscado, como en una charla con un amigo, con
esa dulzura y sinceridad que te prenden fuego el corazón.
Suavecito
para abajo es intensa, hipnótica y cercana. Habla de lo que duele y desespera,
pero también de lo que resiste. Una obra que te sacude el cuerpo y no te lo
suelta hasta que te vayas diferente de como entraste a la función. Y el hecho
de que en este contexto hagan funciones a la gorra deja muy claro que esa
sensibilidad que llevan a escena es mucho más que una decisión para la ficción,
es (como diría un señor muy inteligente) una demostración de conciencia
popular.
Entradas a la gorra
Dramaturgia:
Mariana Cumbi
Bustinza
Actúan:
Hacho Badaracco, Camila Bernadaz, Miki, Victoria Raposo, Tamara Rocca, Facundo Salas, Rodrigo Trip
Diseño de
escenografía: Agustin Leonardo
Addesso
Realización De
Herrería: Guillermo Piazzo
Música original:
Facundo Salas
Asistencia de
dirección: Carolina Llargues
Producción general:
Cumbi Producciones, Mariana Cumbi
Bustinza
Dirección: Mariana Cumbi Bustinza
Nota: Joy
Cantieri
Fotos: gentileza del público
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