Qué me importa lo normal

Dejame llorar es la historia de tres hombres que se van a pescar para escaparse de sus rutinas, y en ese viaje se ven obligados a replantearse sus ideas, sus deseos y sus futuros.


En el inicio vemos la típica escena de un grupo de amigos pescando, haciéndose chistes que a nadie le causan gracia pero se ríen para no quedar mal. Topo, Pingo y Cabeza mantienen una pose tosca, desinteresada y un poco hostil. Cada vez que alguno se va a hacer algo a otro lado, los dos que quedan en escena aprovechan para hablar de asuntos que de a tres evidentemente no pueden. Cada vez que quieren profundizar en algún tema de conversación terminan hablando de la tormenta que se avecina o peleando. Cabeza, que es abogado y actor, arranca como un generador de conflictos. Topo quiere enfocarse en pescar en silencio y Pingo está muy descompuesto y muy triste para hablar de nada en profundidad. Su novia, Malena, quiere separarse porque no quiere tener hijos y él desea ser padre más que nada en el mundo aunque eso lo hace sentirse egoísta Quiero tener una familia y me siento un boludo porque ahora nadie quiere eso” se lamenta, mientras sus amigos lo quieren convencer de distraerse, salir de fiesta y ahogar la incertidumbre en alcohol..


La dinámica se destruye por completo en el momento en que un ser extraño entra en sus vidas y les hace replantearse absolutamente todo, cambian sus prioridades, sus tiempos, sus preocupaciones, y permiten que aflore su vulnerabilidad a niveles impensados. El quiebre se da de forma muy orgánica mientras sobreviven a una tormenta fuertísima que los deja aislados de la ciudad e incomunicados. En la distancia con sus vidas habituales, empiezan a valorar todo desde nuevos puntos de vista y se empiezan a relacionar con mucha más sensibilidad.


Se hace un abordaje a la paternidad muy amplio: Cabeza considera que es un gran padre, mientras que sus amigos consideran que hace demasiadas cosas y que nunca está con sus hijas, que están siendo criadas por la niñera. Tampoco lo culpan, porque
“Con los padres que tuvimos nosotros cualquiera es copado”. Topo tiene un estilo de vida más solitaria y alejada de la sociedad y Pingo desea con todas sus fuerzas ser padre, aunque lo tenga que hacer solo. 


El elenco trata el tema de la masculinidad impuesta sin irse a los clichés ni a la caricaturización, son personalidades que podemos ver todos los días, que irradian toxicidad con la mejor de las intenciones. Tampoco dan bronca, más bien son tan humanos que es entendible y hasta gracioso lo que les cuesta salir de la pose de varones. Si bien el asunto de la deconstrucción está muy visto en este último tiempo, esta pieza escapa a todas las convenciones con una vuelta de fantasía distinta a todo lo demás.



La escenografía es muy versátil y se adapta perfectamente a todo lo que va sucediendo. Logran el verosímil del calor y de la tormenta a pesar del frío, la neblina genera mucha humedad y no hay momentos para cuestionarnos si algo hace ruido, todo fluye con mucha hermosura. La encargada del diseño sonoro, Paula Vargas, es de otro planeta directamente, hace todos los sonidos de ambiente con distintos elementos, toca varios instrumentos en vivo, canta, no hay forma elegante de decir que no para UN segundo de romperla TODA ¡quedamos anonadados! y sin embargo acompaña sin distraer ni sacarle el foco de lo que pasa en escena, IMPECABLE.



Es una hermosa experiencia para replantearse prioridades, deseos y para tener en cuenta
que incluso cuando todo salga como queremos, lo inesperado puede destruir nuestra vida tal como la conocemos.


Les recomendamos estar atentos a sus redes porque este domingo fue el fin de esta temporada, pero seguramente vuelvan pronto.




Dejame llorar (@dejamellorar.obra) | Instagram

Dejame llorar en Alternativa. Comunidad en escena. (alternativateatral.com)




Dramaturgia: Alejandra Endler

Actúan: Federico Falasco, Luciano Kaczer, Laureano Lozano, Paula Vargas

Vestuario: Laureano Lozano

Diseño de escenografía: Victoria Bossio Chacón

Diseño de luces: Lucia Feijoó

Diseño sonoro: Paula Vargas

Realización de escenografia: Federico Falasco, darling

Diseño gráfico: Santiago Lezende

Asistencia de dirección: Verónica Miramontes

Prensa: Valeria Franchi

Producción general: Alejandra Endler, Federico Falasco, Miguel Patiño

Colaboración artística: Catalina Larralde

Dirección: Alejandra Endler


Prensa: LK prensa

Fotos: Emanuel Cruz

Nota: Joy Cantieri


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